un géiser hacia la luna
La superficie inerte y rocosa de
un planeta cubierto de días secos y sucesivamente grises es de pronto irrumpida
por espontáneas columnas de agua, vapor y polvo, que emergen ardientes del
mismo centro de su tierra.
Son géiseres de fantasía, de inconsciencia
lunática, que aparecen con una intermitencia no programada. Extravagantes y
sorpresivas salidas que trepando vertiginosas
y veloces por los conductos del interior de tu imaginación dormida, vienen a
romper escandalosamente y de improviso la polvorienta cáscara del hastío y la
desidia.
Espasmódicos e inquietantes
crujidos en la corteza que tiembla dan paso a una eyección generosa de
optimismo.
Despierta el dragón de su sueño.
Escupe el volcán su lengua de fuego. Escapa una sonora carcajada que no
esperas. Salta el orgasmo. Se agitan las alas. Alguien vocifera tu nombre
llamándote. Arranca a volar el viento del norte. Eureka. Surge una idea en el
hueco de tus ojos. Un rayo blanco se proyecta al firmamento con relámpagos de
vida. ”
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