tag:blogger.com,1999:blog-42274840559062607752024-02-08T06:03:11.135-08:00un géiser hacia la lunaLa superficie inerte y rocosa de un planeta cubierto de días secos y sucesivamente grises es de pronto irrumpida por espontáneas columnas de agua, vapor y polvo, que emergen ardientes del mismo centro de su tierra. Son géiseres de fantasía, de inconsciencia lunática, que aparecen con una intermitencia no programada. Extravagantes y sorpresivas.Pilar de Césarhttp://www.blogger.com/profile/10824113810587816306noreply@blogger.comBlogger3125tag:blogger.com,1999:blog-4227484055906260775.post-15992476428297385922014-02-15T05:29:00.001-08:002014-02-15T08:42:00.071-08:00sin GPS<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">“Era casi del todo imposible que
aquella taza azul con rayas naranjas conservara alguna ínfima motecilla de
polvo desde apenas ayer a la misma hora que Javier la utilizara como siempre
para su café matutino. De todas formas, al sacarla de la estantería de arriba
del fregadero volvió a levantarla hacia la luz de la barra fluorescente fijada
en el techo de la cocina, para asegurarse de <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que estaba libre de cualquier pizca de suciedad. Cómo
estuviera en realidad no importaba en absoluto, porque él bien se sabía
incapaz de romper la mecánica casi autómata de su rutina diaria. Y que para cumplir
con ella, habría de pasarle el trapo blanco que guardaba perfectamente doblado en el
segundo cajón junto al frigorífico.</span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Las 6. 45, daba igual el día, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>era la hora del café. Una cucharada sopera
colmada de Saimaza, poco más de medio vaso de agua vertido cuidadosamente en el depósito, dos terrones de azúcar. Sin leche. Y una magdalena. </span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">La mañana de domingo era la más
desconcertante de toda la semana. No había nada que hacer obligatoriamente. Aún
así, como la improvisación no era contemplada en ninguna de sus vertientes, ya
tenía organizado salir a repasar interior y exterior del
coche en el lavadero de la gasolinera, a eso de las 10 y media. Y después, hacer tiempo
en el parque leyendo el periódico hasta la hora del almuerzo en casa de su tío
Alfonso. </span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">De lunes a viernes su vida era
igual de apasionante. Javier trabajaba en una oficina de Correos. Allí, desde detrás de
un mostrador amarillo, se encargaba de recoger la correspondencia, pesarla, sellarla y
cobrar el importe que correspondiera al usuario.</span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Y lo mismo hacía con el resto de
las horas que no eran de trabajo. Perpetuar el curso de una rueda apagada y triste,
pero que conseguía moverle, arrastrándole el cuerpo y la mente hacia un
objetivo cumplido. Y que lograba finalmente la satisfacción necesaria para
dormir tranquilo cada noche.</span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">A las 7.30 cogía el 22. La
parada de autobús estaba justo enfrente del portal de su casa, sólo cruzando la
calle. </span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Un libro para el camino y un
bocadillo de jamón con aceite para tomárselo a las 11 en el cuartillo trasero de la
oficina.</span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">A las 15 de nuevo el 22 de vuelta
al piso. Un almuerzo calentado en microondas. Sesteo hasta las cinco en el sofá
del salón. Ducha y té con pastas. </span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Las tardes minuciosamente planificadas.
Lunes: al supermercado. Martes y Jueves: clases de inglés. Miércoles: cine.
Viernes: preparar comidas para la semana. Sábado: la colada. Tarde del sábado película
en la tele y la tarea de idear qué hacer la mañana del domingo hasta la hora de almorzar en
la casa de su tío.</span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">¿Se os ocurre cómo romper esta
cadena? ¿Cómo despertarle de este mal sueño que es su vida?</span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">He pensado que el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sábado 15 de febrero se le averíe la lavadora.
Y que cuando llame al servicio técnico de Balay le digan que están tan cargados de avisos
que hasta el lunes o el martes no podrán pasarse a revisarla.</span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Que busque en el móvil <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“lavanderías en Cuatro Caminos”, y que al llegar a la laundry más próxima a su barrio se
encuentre con el cajero del supermercado que él frecuenta, ese chico delgadito
y con largo pelo rubio con mechas caoba y ojos grandes, habitualmente con el turno de tarde los
lunes y que libra los sábados. El muchacho que siempre tan amablemente le sonríe y con
alguna broma intenta que añada al carro de la compra la salsa de tomate casera de oferta, la
gelatina de frutas o la harina especial rebozados.</span><br />
<span style="font-family: Calibri;"><br /></span><br />
<span style="font-family: Calibri;">Y que conozca cuál es su nombre: Andrés.</span><br />
<br /><br />
<span style="font-family: Calibri;">Que Andrés le ayude a poner en marcha el mamotreto de la
lavadora-secadora, que él no tenía ni una remota idea de cómo manejar y
que le invite así de paso y sobre la marcha, esa mismísima tarde, justo después de salir de allí con la colada lista, a acompañarle a
montar en globo en el club deportivo de los Angeles de San Rafael.</span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Sería un buen plan ¿no?</span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Tal vez así Javier descubra cómo
dejarse llevar por el viento.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Cómo prescindir
de mapa de ruta, sin esquemas predefinidos, sin GPS”.</span></div>
Pilar de Césarhttp://www.blogger.com/profile/10824113810587816306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4227484055906260775.post-16548537240363135032014-02-13T03:49:00.000-08:002014-02-13T04:04:56.983-08:00"Siempre" ahora es "mañana"
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">“La tarde cierra filas. A través
de la ventana del despacho veo esa cortina de niebla tan frecuente estos días
de febrero. Densa como una nube de arena flotando en el desierto parece haberse
encargado personalmente <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y en venganza de
aniquilar de golpe las luces de la calle para que no se vea nada. Si acaso es
que ocurriera algo allá afuera, no me interesa. Se escuchan lejanas voces saliendo
desde el parque. El vecino del 22 <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>es la
tercera <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>vez que llama con el claxon a su
mujer para que salga a abrirle la cochera y así no tener que bajarse del coche.
Qué poco me gusta ese tipo. Debe estar lloviendo apenas, débil txirimiri. Hoy
prescindiré de cena. El tiempo así supongo se me hará más corto, y alcanzaré
antes el momento deseado de meterme en la cama a dormir y terminar el día. Sigo
diez minutos más escribiendo el informe que me ocupa y por fin lo termino. Voy
apagando <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la calefacción del dormitorio,
lavándome los dientes, reviso el despertador para mañana. Miro por última vez
el buzón del e-mail en el móvil y apago la luz. No son ni las 10 de la noche.
Ni ganas de ver televisión, ni de retomar la lectura pendiente en la mesilla. Sin
nada mejor que hacer que rendirse en la almohada. Pienso en que tal vez me
abrace uno de esos sueños exóticos que a veces me sorprende, evocadores de un
mágico mundo de vapores dulces, donde poder perderme profundamente durante
varias horas. A ver si hubiera suerte. Cierro los ojos y me pregunto cómo
podría llegar hasta ellos… buceando, volando…</span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">En ese intento estoy cuando suena
el teléfono. Apenas reconozco su amable voz abriéndose camino como puede entre
los acelerados y escandalosos latidos que me atacan desde el pecho. Sus
palabras suenan a la vez lejanísimas y dentro. Creo entender que acaba de
llegar a la ciudad y que me llama desde el aeropuerto. Hace más de 5 años que
no sé nada de él. Dice que está de paso. Que mañana a las 10 espera desayunar
conmigo en la cafetería del bulevar antiguo. Allí estaré sin faltar, con mi
mejor sonrisa. Tengo citada reunión a las 8. Habré de despacharla lo antes
posible, y cogeré un taxi si acaso, en lugar de ir andando, para apurar el
tiempo en la oficina si fuera necesario. De acuerdo. Allí nos vemos. Ok. Traéte
las maletas. Qué has dicho? Frené de golpe las cavilaciones. Un momento. Has
dicho las maletas? Si, Vanessa, nos vamos juntos. Acabo de sacar dos billetes
para Roma. Dudé una décima de segundo. Si, claro. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Me dijiste que siempre estarías dispuesta, no?
Pues siempre ahora es mañana. A las 10, en el café. Nos vemos para no
perdernos. ”</span></div>
Pilar de Césarhttp://www.blogger.com/profile/10824113810587816306noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4227484055906260775.post-8906995223223495042014-02-12T09:55:00.003-08:002014-02-12T09:59:55.255-08:00un géiser hacia la luna
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">un géiser hacia la luna </span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">La superficie inerte y rocosa de
un planeta cubierto de días secos y sucesivamente grises es de pronto irrumpida
por espontáneas columnas de agua, vapor y polvo, que emergen ardientes del
mismo centro de su tierra. </span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Son géiseres de fantasía, de inconsciencia
lunática, que aparecen con una intermitencia no programada. Extravagantes y
sorpresivas <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>salidas que trepando vertiginosas
y veloces por los conductos del interior de tu imaginación dormida, vienen a
romper escandalosamente y de improviso la polvorienta cáscara del hastío y la
desidia. </span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Espasmódicos e inquietantes
crujidos en la corteza que tiembla dan paso a una eyección generosa de
optimismo. </span></div>
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Despierta el dragón de su sueño.
Escupe el volcán su lengua de fuego. Escapa una sonora carcajada que no
esperas. Salta el orgasmo. Se agitan las alas. Alguien vocifera tu nombre
llamándote. Arranca a volar el viento del norte. Eureka. Surge una idea en el
hueco de tus ojos. Un rayo blanco se proyecta al firmamento con relámpagos de
vida. ”</span></div>
Pilar de Césarhttp://www.blogger.com/profile/10824113810587816306noreply@blogger.com0